lunes, 29 de junio de 2009

IR A CASA

"No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar, Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté" -Juan 14.1-3 NVI.
Leí una historia que ilustra bien este punto. Cuando Teodoro Roosevelt era presidente de los Estados Unidos de Norte América, una pareja misionera volvía a casa para jubilarse después de largos años al servicio del Señor en África. Durante el viaje por mar, se enteraron que en el mismo barco estaba el Presidente, que estaba volviendo de uno de sus safaris. Él viajaba en primera clase y ellos apenas en tercera clase. Cuando llegaron a Nueva York, no podían creer cómo recibieron a Roosevelt, los oficiales del gobierno, la prensa, una muchedumbre de gente, incluso una banda ruidosa. Pero nadie estuvo allí para recibirlos a ellos.
Una vez en su pequeño apartamento la esposa notó que su marido estaba inusualmente reservado y aislado, entonces le preguntó cuál era el problema; él le dijo con gran irritación, "¡No te parece injusto que después de todos estos años de servir fielmente al Señor en el campo misionero, hayamos viajado en tercera clase, mientras que el Presidente viajó en primera clase; nadie nos recibió en el muelle mientras que a él lo saludaron como a un héroe. Ahora él está viviendo en una mansión mientras que nosotros estamos aquí en este pequeño apartamento!"
La esposa le preguntó sabiamente: "Le has dicho al Señor cómo te estás sintiendo?" Y él contestó: "no , no lo he hecho todavía, pero lo haré".
Fue un tiempo largo en que el esposo estaba descargando su corazón al Señor. Cuando volvió, la esposa pudo ver que una gran paz había venido sobre él. Ella le preguntó "Le has dicho a Dios cómo te estás sintiendo, ¿y te ha dado Dios alguna respuesta?" Él contestó con tranquilidad: "Él me recordó que todavía no estamos en casa."
Si a veces nos sentimos despreciados y poco valorados por nuestro servicio al Señor, tengamos presente que nuestra recompensa será cuando lleguemos a esa casa donde nos espera el Señor.
Oración: Dios mío, gracias por lo que estás preparando para mí.

0 comentarios: